El otro día, una amiga mía, Doctorada en Medicina, me preguntó ¿ pero no es lo mismo un corredor que un agente, que contratar el seguro directamente en compañía ¿
Inmediatamente pensé, si mi amiga piensa esto, seguro que muchos de mis clientes tienen también confusión al respecto.
Hay unos 5000 corredores de Seguros en España. Para ser corredor se necesita un título que actualmente son dos años de estudios. Asimismo, estamos registrados en la Dirección General de Seguros ( o registro en la Generalitat ). También estamos obligados a tener un seguro de Responsabilidad Civil por un alto valor además de seguros de caución por el cobro recibido de clientes.
El nivel formativo actual necesario para la obtención del título de corredor es de dos años de estudio. Personalmente opino que dos años es poco, debería haber una carrera universitaria de Seguros, y obligatoriedad de formación continua. Asimismo, los corredores deben estar registrados en el Ministerio de Hacienda y los mencionados seguros de Responsabilidad Civil y de caución, crean un entorno de seguridad jurídica imprescindible para el cliente.
El corredor es la única figura que puede trabajar con múltiples compañías. En nuestro caso trabajamos actualmente con 32 compañías diferentes. Por ello, somos capaces de comparar diferentes coberturas y diferentes riesgos para cumplir las necesidades de nuestro cliente.Esto nos permite elegir el mejor producto del mercado para nuestro cliente.
En el caso de nuestra correduría, consideramos que tenemos un nivel técnico superior al requerido. Nuestra correduría tiene dos corredores titulados. El departamento de producción está formado por antiguos suscriptores especializados de compañías. Asimismo, nuestra historia es una historia de especialización en las necesidades de nuestros clientes.
El agente es una persona en nómina o autónoma, dependiente de una compañía. Sólo puede cotizar en la compañía para la que trabaja, no en 32. La responsabilidad de sus actos la asume la compañía para la que trabaja. En caso de que la compañía suba los precios, cambie de política respecto a un ramo, no puede ofrecer una alternativa. Existen 90.000 agentes en España. De estos 90.000 agentes, sólo un 10% se dedican en exclusiva a los seguros. Tienen por tanto otra profesión principal. La formación necesaria es una décima parte de la requerida a los corredores.
Por otra parte, está la compañía en forma directa. Amablemente le atenderán en un 902. No hace falte que les comente que no se trata de perfiles especialistas.
Una vez explicados cada uno de los actores, vayamos a los hechos.
El índice de siniestros pagados por el canal corredor es muy superior a los pagados por los otros canales. Eso se debe al mayor nivel de profesionalidad y a que los corredores nos enfrentamos con las compañías en pro de nuestros clientes.
El corredor es un actor incómodo para las compañías. Exigimos el pago de siniestros cuando nuestro cliente lo merece y podemos movilizar pólizas de una compañía a otra en caso de insatisfacción con una compañía.
El agente es un asalariado de la misma y al final hará lo que su empresa le indique.
Los corredores planteamos las mejor opciones a nivel de coberturas para el cliente. Los agentes sólo pueden plantear la alternativa de la compañía que les paga la nómina.
Las necesidades de los clientes son cambiantes. Y también lo son las compañías. Si analizamos las compañías que operaban en el mercado español hace 15 años, prácticamente no queda ninguna. Sólo los corredores pueden por tanto adaptarse a cambios de políticas en compañías, con productos cambiantes y realidades cambiantes, mientras que los agentes sólo pueden ofrecer el producto que su “ fabricante “ comercializa.
Desconfíe de aficionados, profesionales de escasa formación y de seguros contratados directamente en las compañías.
No obstante lo anterior, la percepción general sobre la figura del corredor es difusa y poco clara, tal y como mi buena amiga sugiere. No se equivoque. Quien de verdad puede analizar sus riesgos de forma imparcial es el corredor. El resto de actores son juez y parte.
Nuestro consejo es claro. Confíe en un corredor de confianza, especialista, que sepa analizar sus riesgos personales y profesionales y que pueda ofrecerle variedad de productos para cubrir dichos riesgos.
Y para muestra un botón
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